los grandes arquitectos medievales
cuando hacìan sus grandiosas càtedras y catedrales
se guardaban de pasar al anonimato
como si se tratara de una gigantesca obra colectiva
y no de un pequeño poema individual
conscientes de esa summa teòrica
digna de un Santo Tomàs de Aquino
el nunca bien ponderado Aquinate
deslizaban sabidurìa al pasar
como buenos doctores doctos en picapiedras
preciosas piedras
grandes rocas pulidas
grandes vidrieras coloreadas